Agnès Varda, una imaginación sin límites

Fotógrafa, cineasta, feminista, pionera de la Nouvelle Vague, Varda murió a los 90 años la mañana de este viernes

Ciudad de México (N22/Redacción).- El año pasado la vimos en diferentes pantallas recorriendo el campo y algunos pueblos franceses al lado del fotógrafo francés JR, en Rostros y lugares. «Nos permitimos imaginar cosas y le preguntamos a la gente: ¿Podemos mostrar nuestra imaginación en su territorio?”», decía Varda en la cinta. Y la pregunta no sólo encaja con el ánimo de su último trabajo sino con toda su filmografía y su obra fotográfica, disciplina con la que inicia su carrera.

Permitirse imaginar cosas y mostrar aquello que se imagina hizo de esta cineasta feminista y pionera de la Nouvelle Vague una creadora potente, congruente. «Cambié al cine no sé cómo ni por qué», dice en una entrevista, y ese «no sé» la mantuvo en activo 64 años. Justo en febrero de este año dijo adiós al cine para anunciar que se dedicaría a la videoinstalación.

Su primer largometraje apareció en 1955, La punta corta, una cinta en la que anticipó muchos de los temas que dieron forma a la Nouvelle Vague: la relación hombre-mujer, la arista documental dentro de una narrativa de ficción y cierto intelectualismo. Fue después de pasar unos días grabando la pequeña ciudad francesa pesquera de Sète para un amigo, decidió hacer cine. Trascendió la ficción y se trasladó, también, al documental, Las playas de Agnès (2008), donde comenta que al hacer su ópera primera no había visto muchas películas.

En una entrevista, sobre el documental dijo: «Enfrente de la cámara, la gente se comporta diferente, es por ello que el documental es tan excitante, porque incluso sabiendo, o creyendo saber, lo que piensas, lo que haces, enfrente de la cámara algo queda al descubierto, sale, y si logras captar eso, es excitante.» Así, en los años sesenta filmaba la lucha de las Panteras Negras, la recién parida Cuba de Fidel, la resistencia a la guerra de Vietnam.

Indagar la llevó a borrar las fronteras entre lo real y la ficción, a desarrollar filmes performativos, algo como su cinta con JR, que combina lo imaginario, lo testimonial, lo autobiográfico, o también llamado filme-ensayo.

«La obra de Varda, abundante como su curiosidad intelectual, se despliega en distintas vertientes, abriendo cauces nuevos en cada una de ellas. Lo ensayístico define no sólo sus filmes cortos “prototipos en los que hay que inventar al mismo tiempo la forma, que es única, y el tema que va a adoptar dicha forma una vez esté en sus redes, como si fuera un pez vivo”, como los definió el catálogo del Festival de Cine Francés en Colombia, que le rindió un homenaje en 2010», escribe Pedro Adrián Zuluaga.

Sí, fue una pionera de la Nueva Ola, pero también fue una feminista, en su documental  Respuesta de mujeres(1975) buscó la reivindicación colectiva de lo femenino, se plantó contra la misoginia de esta corriente del cine y «firmó el célebre Manifiesto de las 343 putas, redactado por Simone de Beauvoir y con el apoyo de personalidades como Catherine Deneuve, Jeanne Moreau o Marguerite Duras, quienes reconocían haber tenido un aborto y estar listas para pelear por su causa en los estrados judiciales.»

Incansable, entrañable, Varda murió la mañana de este viernes a los 90 años en su casa en París, a causa de un cáncer de mama, según dio a conocer su familia.

Imagen: GAMMA-RAPHO VIA GETTY IMAGES