Leer al otro, Peter Brötzmann y Heather Leigh

El jazzista alemán y la multiinstrumentista estadounidense colaboran desde el 2015. En sus presentaciones nunca saben lo que va a suceder, nada está escrito

Ciudad de México (N22/Ana León).- En 2012 Peter Brötzmann pisó la Ciudad de México por primera vez. Me gustaría definirlo como un jazzista en tránsito. Son los viajes, el conocer personas, la música misma la que lo sensibiliza frente al otro, la que lo nutre. Así se ha mantenido durante más de cinco décadas en activo. Sus música es una embestida. Su saxofón y clarinete llevan al límite el sonido, y por qué no, el silencio también. Estamos frente a un músico que es una leyenda de la llamada improvisación libre, del free jazz.

En aquella ocasión, el alemán se hizo acompañar de otro de los grandes, el mítico bajista estadounidense Bill Laswell, y los integrantes de su proyecto Hairy Bones, Paal Nilssen-Love y Toshinori Kondo. Se presentaron en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris como parte del FMX Festival de México. Siete años más tarde, Brötzmann regresa con un nuevo proyecto, una nueva colaboración —ha colaborado con otros grandes como Don Cherry y Cecil Taylor, sólo por mencionar algunos. Esta vez, llega con la multiinstrumentista nacida en Virginia, Heather Leigh, que también es cantante y tiene su propio camino andado en la improvisación libre con la metal steel guitar. Leigh no sólo ha colaborado con Brötzmann, o Chris Corsano, o Janket, en realidad es más conocida por su trabajo en solitario. De hecho, a finales del 2018 lanzó su segundo álbum, Throne. Pero en conjunto, tienen ya tres discos en vivo y uno en estudio, el más reciente, Sparrow Nights.

Un «concierto arquitectónico», es la frase que utiliza Tito Rivas, director del Ex Teresa Arte Actual, para definir el concierto que se realizó la noche de ayer en sus instalaciones. El proyecto El Nicho llevó a cabo su sesión #1 y fueron Brötzmann y Leigh los invitados a ésta, en colaboración con el Goethe Institut-Mexiko. Y lo define así porque el recinto funciona como un instrumento más, su acústica debe ser tomada en cuenta por quienes tocarán ahí, me dice. Y es justo eso la huella digital que el recinto imprime a las intervenciones musicales. A Rivas le agrada eso, dice que lo hace más personal, como una especie de firma sonora o acústica, un diálogo y una razón más para experimentar.

Horas antes del concierto charlo con Leigh y Bötzmann en un hotel de la colonia Roma.

Esta no es la primera vez que colaboran juntos, ¿cómo inició este trabajo? ¿dónde? ¿cuándo?

Heather Leigh (HL): Empezamos a tocar juntos en 2015 en Glasgow. Invité a Peter a tocar conmigo en Tectonics Glasgow Festival, sólo le escribí un email y lo invité. Él estuvo bastante abierto a la idea y respecto al viaje a Glasgow. Ese fue el primer concierto y a partir de ahí supimos que teníamos que hacer más cosas juntos. Desde 2015 hemos tenido una gira bastante intensa alrededor del mundo: Japón, Australia, Nueva Zelanda, América, Canadá, un poco por Europa.

Cada uno tiene un estilo propio, ¿cómo funciona cuando trabajan juntos? ¿Cómo poner todo esto en un mismo espacio y hacer que funciones para crear algo nuevo?

Peter Brötzmann (PB): Cada uno de nosotros tenemos una formación muy diferente, por supuesto yo le doblo la edad a Heather, así que mi historia es realmente diferente a la de ella. Suelo llamarme a mí mismo un jazzista de la vieja escuela y tengo una formación completamente diferente, pero desde la primera vez que tocamos, ambos tuvimos esta sensación de que algo estaba pasando, de que existían muchas posibilidades para trabajar juntos y desarrollar ideas. En especial para mí -usualmente trabajo con batería, otro músico o con grandes ensambles-, pero trabajar con Heather y con su forma de tocar la pedal steel guitar, me ha traído otros sentimientos hacia la música y me ha hecho pensar un poco diferente sobre la manera en que toco usualmente. Así que estoy muy agradecido por eso. Debo decir que aprendo mucho de ella.

HL:  Creo que tenemos una idiosincrasia musical un poco diferentes. Por ello realmente nos retamos el uno al otro y aprendemos mucho, también. Para mí también es un enorme placer tener la oportunidad de tocar con Peter.

Heather, la mayoría de tu trabajo es en solitario, tengo entendido; por otro lado, Peter, tienes cientos de colaboraciones con grandes del jazz, para cada uno ¿qué significa compartir el escenario y arriesgarse junto al otro?

PB: Esta no es un pregunta fácil de responder [ríe]. Por supuesto, cada uno sabe de lo que es capaz con su instrumento. Cuando subimos al escenario, es un reto, porque empezamos de nada y tratamos de descubrir algo. Lo que sucede cada noche es realmente nuevo para nosotros, siempre se corre un riesgo porque nada está planeado, no hablamos antes de lo que haremos en el escenario, sólo vamos y tocamos.

HL: Y yo amo ese riesgo, creo que es muy importante para la música, te mantiene fresco. Es un reto cada vez porque realmente no sabes qué va a pasar y realmente respondes al espacio, a la audiencia, al lugar.

Esto pasa en el escenario, pero ¿cómo es su método de trabajo al grabar un álbum juntos?

HL: Nuestro último álbum, Sparrow Nights es, de hecho, el único álbum que nos ha llevado a Peter y a mí a trabajar en un estudio. Los otros tres álbumes son en vivo. La mayoría del trabajo que hacemos son presentaciones en vivo. El estudio definitivamente representa toda una serie de retos a diferencia de la música en vivo, especialmente porque lo que hacemos es improvisación musical y ésta, como lo mencioné, tiene mucho que ver con el espacio y con la audiencia y el estudio es un ambiente cerrado, lejos de todo eso, un entorno casi antinatural para lo que hacemos. Lo que es interesante para nosotros haciendo el álbum de estudio, es, creo, una vez más, los diferentes espacios para la música. Hacemos piezas más cortas, con más composición y cualidad, hay mucho espacio en las piezas. Es muy, muy diferente a mis performance, pero puedo decir, hablando por mí y creo que también por Peter, que mi primer amor realmente es tocar en vivo, para la gente y tener esa conexión. El estudio es una gran oportunidad y un gran desafío, pero mi primer amor es estar en vivo.

PB: Sí, para mí sigue siendo bueno viajar, ver lugares, venir aquí, por ejemplo, a la Ciudad de México, conocer a una nueva audiencia, nuevas personas, viejas personas, pero eso es parte también de la música. La música es muy importante para músicos como nosotros, el viajar, el sentir ese reto del que hablamos antes, cada noche, porque de esta forma desarrollas una sensibilidad hacia el otro, respeto por el otro.

El 90% de mis grabaciones, que son “algunas pocas” [ríe], pero el 90% de mis grabaciones son en vivo, porque en esa época nunca había dinero para hacer una grabación de estudio, era demasiado caro y la música funcionaba de esa manera: tocabas y dejabas que fluyera la luz.

Debo decir que hoy en día, no sólo en el trabajo con Heather, sino también mis otros colaboradores, el tiempo está haciendo que vuelvas más al estudio, porque trabajas de una manera diferente, estás más concentrado en los detalles. Pero yo disfruto los conciertos, estás más cerca de la gente, la música sigue siendo para la gente, sin una audiencia somos nada y eso es algo que no debemos olvidar. Aunque bueno, el trabajo en el estudio, sí, es un reto diferente.

Tienen esta nueva colaboración juntos, Sparrow Nights, pero al mismo tiempo Peter, se han cumplido 50 años de tus discos Machine Gun y Nipples, ¿los celebrarás de alguna forma?

PB: [ríe] No, no, no. Debo decir que no miro hacia atrás. Sigo viendo el hoy y tal vez un poco al mañana. Pero, por supuesto, Machine Gun, especialmente, es un hito en mi pequeña carrera, y un hito, tal vez, en la improvisación musical en Europa.


Hablando de esas grandes figuras del jazz, Cecil Taylor murió el año pasado, y tú Peter grabaste con él; ¿cómo influenció su trabajo?

PB: Conocí a Cecil, fue uno de los primeros estadounidense que conocí, de hecho, en París en 1965. Estaba con su antiguo compañero Jimmy Lyons, que murió mucho antes, y Andrew Cyrille. A partir de que nos conocimos anduvimos aquí y allá, trabajamos juntos y, por supuesto, Cecil, fue una persona especial y tuve el placer y el honor de trabajar con él. Cecil, Ornette Coleman, Don Cherry, son ese tipo de personas que es imposible olvidar.

Muy al inicio de mi carrera a nadie le gustaba lo que estaba haciendo en Europa, y cuando viajé por primera vez a los EEUU, encontré muchos más oídos abiertos, no sólo músicos sino también público, más relajados, más abiertos. Y personas como Steve Lacy, Don Cherry, Cecil, siempre me impulsaron a hacer lo que quería hacer. Aún les doy las gracias. Fueron una parte muy importante en mi trabajo, sobre todo cuando era más joven.

HL: Hablamos de una generación mucho mayor de músicos. Por supuesto cuando crecía me sentí muy inspirada por su trabajo. Es un gran honor y un privilegio tocar con Peter en ese contexto. Y Cecil Taylor es uno de mis músicos favoritos, uno de mis artistas favoritos. Realmente he seguido su visión. Tiene un increíble cuerpo de trabajo, discos, colaboraciones, tan singulares, tan Cecil Taylor. Y, también, diría lo mismo del trabajo de Peter, si escuchas a Cecil Taylor, sabes que es Cecil Taylor. Realmente le tengo un gran respeto.

Leí que alguna vez contaste que, cuando empezaste, querías romper las reglas y ver que había del otro lado, ¿encontraste algo?

PB: Claro [ríe]. Pero cuando uno es joven y tonto, dice muchas cosas sin sentido. Quiero decir, romper las reglas o destruir “lo que es” es una parte del negocio. La otra parte es construir algo nuevo, encontrar tus propias reglas, tu propia forma y contenido. En el arte nada funcionaría sin eso. Así que, de alguna forma, si dije eso, lo hice pensando de una manera muy positiva al respecto.

HL: Y me gusta pensar que eso se extiende al trabajo que Peter y yo estamos haciendo juntos ahora, que no hay precedente para éste, no seguimos ninguna regla, sólo estamos con la pedal steel guitar y con el saxofón.

PB: Es una combinación muy extraña. Es decir, cuando empecé a trabajar con Heather, la mayoría de mis colegas hombres, todos me presionaron, “¿qué estás haciendo ahora trabajando con una chica?” ¡Por dios!, ¿qué significa eso? Desearía que muchos de ellos tuvieran lo que Heather tiene al trabajar. Es una compañera musical fuerte, sabe lo que quiere y eso es lo que me gusta, por supuesto.

“Rock experimental” y “free jazz”, son las categorías en las que ponen su música, pero, ¿a ustedes les agrada?, ¿creen que son necesarias estas etiquetas?

PB: No, nunca. No podría ser peor. Creo que este término, free jazz, durante un tiempo muy corto estuvo bien, es decir, toda la situación política de los años sesenta en Europa, en los EEUU, en Detroit, Washington D.C., el asesinato de Martin Luther King; y en Europa las revueltas de estudiantes, fue muy importante aprender de lo que había sido y hacerte de tu propia libertad, romper las reglas fue una parte importante de esto. Pero eso sólo existió durante un periodo de tiempo corto. Y usar el término “free jazz” en estos días no tiene ningún sentido porque, como sabes, nada es libre en este mundo, tienes que trabajar de lo que sea y hacerte espacio, tiempo, y tienes que encontrar qué funciona para ti, cuáles son tus reglas. Encontrar tus propias reglas es una especie de libertad. Así que la tomamos.

HL: Creo que Peter ya lo ha articulado muy bien. Entiendo que a la gente o a los periodistas les guste tener esta clase de terminología para que la gente pueda entender. Así que acepto esa clase de marcas, pero ciertamente no la tomo como un término para la música experimental o el rock experimental. No conecta conmigo para nada, pero puedo entender por qué la gente lo usa. En realidad tengo problemas con todos estos términos.

Imagen de portada: © Frank Schindelbeck

Otras imágenes: © Ana León