“Asfixia”, por la libertad y contra la discriminación

En su debut cinematográfico, Johanna Heidi Fragoso Blendl pone sobre la mesa una realidad muy cruda a la que se enfrentan muchas mujeres en este país; la cinta se presentó en el FICG

 

Guadalajara (N22/Huemanzin Rodríguez).- Una mujer albina sale de la cárcel. No tiene nada ni a nadie. Duerme afuera de las estaciones del metro, se desplaza en la Ciudad de México entre la zona oriente, avenida Puente de Alvarado, el tianguis de la delegación Iztacalco y el barrio de Tepito. Ella, enamorada, ayudó a su pareja en su negocio ilícito pero sólo ella va a la cárcel. Al salir su mayor deseo es recuperar a su hija. Así comienza la película Asfixia, largometraje que dirige, coproduce y coescribe, Kenya Márquez, y que significa el debut cinematográfico de la actriz Johanna Heidi Fragoso Blendl.

Johana, la cinta pone, sin panfletos, muchas situaciones crueles que viven las mujeres en México que pasan desapercibidas para la mayoría, de tan comunes que resultan. ¿Cómo fue para ti prepararte para tu personaje?

Tuve un entrenador a mi lado todo el tiempo, pero también el proceso fue vivencial. Dejé mi casa para irme a vivir a otro lado junto con la actriz Mónica del Carmen. Durante ese tiempo tuvimos prohibido cualquier tipo de taxis o transportes privados, sólo transporte público. Fuimos a Tepito a platicar con familias, acompañé a Kenia a una cárcel para platicar con las internas (Kenia ya había visitado muchas otras antes del rodaje); y también con mujeres que ya habían salido de la cárcel para saber cómo había sido su proceso para reinsertarse en la sociedad. Así fue el acercamiento a estos problemas tan importantes que están sucediendo.

El título de la película Asfixia nos remite de inmediato al personaje de Enrique Arreola, un hombre hipocondríaco abandonado por su familia, quien cree tener problemas con sus pulmones. Pero esa asfixia es también de la sociedad a tu personaje: criminalizada por el color de su piel, por ser una ex convicta, abandonada por su pareja, por su familia y por su amiga. Situaciones que viven muchas mujeres en México. Por otro lado, en el personaje de Mónica del Carmen, también vive esa “normalizada” violencia de pareja.

Todo tiene oprimido a mi personaje, incluso su respiración es dificultosa, sólo respira cuando tiene a su hija en sus brazos. Antes de eso es como si estuviera atorada, sin poder avanzar. Lo mismo pasa con el personaje de Clemente (Enrique Arreola), quien “pierde” el aire cuando pierde a su hijo. También le pasa a Conchita (Mónica del Carmen) que tiene una sola idea en la cabeza, casarse, y hará cualquier cosa para poder lograrlo.

 

 

Cuando fue proyectada la película en su primera función aquí en Guadalajara, la gente se reía frente esas acciones de violencia verbal de pareja. ¿Qué pensaste?

Creo que es una risa ácida, como de ansiedad. Me parece que es una película que tiene una relevancia social y una responsabilidad al tocar temas que son tan importantes como la gente que sale de la cárcel, el machismo tan feo con el que vivimos. Tanto el Berni (Raúl Briones) como Clemente (Enrique Arreola) son producto de las circunstancia y de cómo han vivido. Y sí me gustaría que la gente tenga claro que aunque hay cosas que pudieran parecer “humor negro”, son temas muy importantes de tocar. La verdad es que estamos en una emergencia de feminicidios. Las cárceles no funcionan para que la gente se readapte a la sociedad.

Es muy común, sobre todo en mujeres, que sean abandonadas por sus familias o sus parejas. Muchísimas mujeres cuando salen de la cárcel están solas y no encuentran trabajo, están estigmatizadas. Un gran porcentaje de la población de mujeres como Conchita, y antes que ella mi personaje, viven una relación de pareja con violencia. Pero es tan normalizado que nadie dice nada. Me gustaría que con la película muchas mujeres vean reflejada su vida y enfrenten conductas que asumen normales, cosas que a la gente le parece chistoso como denigrar, es violencia.

Me gustaría que la gente reflexionara en cómo nuestros pequeños actos cotidianos colaboran en perpetuar lo que vivimos y lo que nos oprime.

¿Cómo llegaste a trabajar con Kenya Márquez en este tu primer protagónico?

Todo comenzó con un video musical que hice con otra chica albina, Ruby Vizcarra, ella es amiga de Kenya, le enseñó el video “Que no” de Café Tacuba, Kenya me vio y me llamó para el casting y así fue.