La fusión de lo masculino y lo femenino

El drag o el transformismo cruzan lo propio de cada género para hacer una crítica desde la teatralidad a los estereotipos, a las convenciones sociales y a una sociedad llena de prejuicios

 

Ciudad de México (N22/Alizbeth Mercado).- Hay dos escenas distintas: Momo se maquilla mientras La Bruja de Texcoco trenza su cabello; en la otra, se encuentra María Magdalena con maestría y delicadeza se transforma en una actriz de la Época de Oro del cine mexicano.

Edgar es performer, adoptó a Momo cuando lo invitaron a hacer un espectáculo travesti en una fiesta de XV años, desde entonces dice que le gustó “la jotería” y maquillarse, pero no para verse “bonita”. Octavio fue bautizado como La Bruja de Texcoco. Es barbada y grande, dice que su inspiración está en la mujer mexicana y la feminidad la tomó de su mamá y de sus tías. Es músico (y pareja de Momo) y tiene un show en el que lleva las flores a la música mexicana.

Momo sale a la calle ataviado como mujer, porque le gusta, aunque reconoce que es difícil hacerlo ante la violencia de género y los transfeminicidios en el país. “Es difícil cambiar el chip en los demás, el hecho de vestirte de mujer no quiere decir que seas inferior, aunque ya cuando estás afuera, en la calle, te exotizan, entonces yo no he sentido tanto  la cuestión de que me insulten, es más bien que te gritan ‘¡ay, la vestida!’ Y pasas por una base de microbuses y te gritan ‘mamacita’, obviamente esto es raro porque es como si estuvieras disponible para el macho que es al que estamos criticando.”

María es el nombre drag de Fabian Chairez quien es artista plástico. Su caracterización es la de una diva empoderada. “La esencia del drag es lúdica y es teatral, entonces es prácticamente una máscara que te pones para jugar con lo que socialmente se considera como masculino o femenino.”

Momo es un travesti, La Bruja pareciera un muxe –un hombre, con genitales masculinos que asume roles femeninos– y Fabián es Drag Queen (hombre con arreglo que subraya la feminidad), guardando las diferencias, los tres tienen un pronunciamiento político en su mensaje: la oposición de lo masculino-femenino como forma de conflicto, por eso están en contra del machismo.

Para Fabián, vestirse de mujer le ha ayudado a entender la construcción de la masculinidad en los homosexuales, “se construye a partir de la negación de tres cosas: que es no ser un niño, no ser un homosexual, irónicamente, y no ser una mujer, se afirma a partir de negar la feminidad y cuando un individuo se atreve a disfrutar de repente eso choca bastante y de ahí surge mucho el conflicto de la población gay con la comunidad drag.”

Por ello, aunque las drags estén de moda, como Momo y Fabián afirman, “ha abierto la puerta a experimentar con algo que antes estaba mal visto que es la feminidad. La feminidad siempre ha sido un tabú, sobre todo cuando lo masculino y lo femenino se juntan”, agregó Fabián.

Música, crítica y labiales

Además de manifestarse con sus cuerpos por las calles, los tres dan presentaciones en distintos escenarios y ahí hacen crítica social. Momo trabaja en danza folclórica “y algo que me llama la atención es que te piden que seas el macho, que zapatees como macho, que levantes el pecho, sumas la panza, que seas presumido, y eso también pasa a nivel de música mexicana, donde se le habla a la mujer, es la sumisa y el papel del hombre tiene que ser, hasta cierto punto, superior, la crítica sería empezar a derribar eso”.

“La bruja —dice de sí misma— es feminidad pura, justo de ahí nace el proyecto de quitarle a la música tradicional, más bien a la música mexicana esta tóxica masculinidad y llevarla a otro tipo de escenario, fuera de su estado de confort y llenarla de feminidad, lentejuelas, muchas cosas así.”

En opinión de Fabián, hacer drag, le ha dado una visión más libre, más incluyente ante la diferencia, “porque al hacer algo así, te das cuenta de muchas cosas, de cómo estamos como sociedad, cómo distintas poblaciones te perciben, entonces para mí ha sido bastante interesante como persona y como material de trabajo para mi pintura.”

Además de la postura en contra del machismo, los tres están en contra de la idealización del feminismo, es decir, de que hombres o mujeres, tengan que cumplir con una imagen impuesta por la presión social. La bruja y María dejan su barba libre y a la vista como “símbolo de virilidad” y para hacer visible su corporalidad.

“Tiene una lectura de que muchas veces las mujeres tienen que masculinizares para ser tomadas en cuenta y juego con esta idea para decir que mi personaje es una mujer fuerte que tuvo que dejarse la barba para ser reconocida”, aseguró Fabián.

“Soy muy grande y la bruja impone con barba, no soy esa típica mujer linda, femenina, trato de cambiar eso […] México es un país muy misógino, muy machista y todos tenemos ese chip integrado porque es algo que te enseñan, tus papás, no podemos negarla, pero podemos cambiarla”, dijo La bruja mientras sus brazos parecen cansados por trenzarse el cabello.

 

En imagen: La Bruja de Texcoco