Silvia Federici: Críticas feministas al marxismo

Su aguda mirada hacia el capitalismo y a la naturalización del trabajo doméstico y reproductivo ha dado lugar a obras como El patriarcado del salario, presentada en la FIL Zócalo

 

Ciudad de México (N22/Ana León).- El marxismo es un sistema filosófico, político y económico; el feminismo, una doctrina y un movimiento. ¿Qué relaciona a uno con el otro? El trabajo de la italo-estadounidense Silvia Federici se ha dedicado a revisar sus puntos de encuentro y de oposición, “no sólo es posible sino necesario” escribe Federici en su libro El patriarcado del salario. Críticas feministas al marxismo, publicado por el sello editorial, Traficantes de sueños, que en días pasados fue presentado en la FIL Zócalo de la Ciudad de México, suceso al que le siguió el conversatorio con la socióloga boliviana, Silvia Rivera Cusicanqui.

“Y es que Marx” escribe Federici, “ha contribuido al desarrollo del pensamiento feminista”. Por un lado está su concepto de lucha de “los seres humanos” para liberarse, es decir un “sujeto universal” que no está condicionado por el género, la raza o la edad; por otro, está la cuestión de la “naturaleza humana” producto de las relaciones sociales que se aleja de lo considerado “natural para las mujeres”, la “naturalización de la feminidad”, de lo que se supone corresponde a lo femenino. Lo inherente a la mujer, las tareas que debe cumplir por ser mujer.

En un contexto en el que el embate del neoliberalismo se siente con más fuerza, en el que se potencia el surgimiento de los neofascismos y en el que desde la iglesia se orquesta una nueva “cacería de brujas”, condenando  la despenalización del aborto en muchos países, acceder a estas ideas, sacarlas del ámbito académico, se vuelve necesario. Es por ello, que la escritora y militante, que se opone a la privatización del conocimiento universal, tiene toda su obra en Internet bajo la licencia Creative Commons, así que es posible descargar en pdf sus textos completos.

Charlamos con la autora para ahondar un poco más en los temas que desarrolla en éste libro y en su lucha como feminista hoy.

En la introducción a El patriarcado del salario. Críticas feministas al marxismo, explicas que es el diseño de la familia nuclear hecho por el capital para el capital a finales del siglo XIX, lo que pone a los hombres en una situación en la que su trabajo adquiere valor a través del salario, al tiempo que relega a la mujer al trabajo doméstico no remunerado. Ésta se convierte en la estructura base de la acumulación originaria.

Es importante subrayar que el trabajo reproductivo, el trabajo del hogar no es un trabajo natural. Muchas veces se piensa que es una cosa que pertenece a la fisiología o a la psicología de la mujer. En realidad, históricamente, podemos ver que este trabajo ha sido construido. Se pueden identificar las etapas de construcción de este trabajo. Para empezar, en el principio del desarrollo del capitalismo la producción del mercado, la producción de mercancía que es considerada el trabajo real, es, en gran parte, trabajo asalariado. Y la reproducción [de la fuerza de trabajo entendida como la reproducción de seres humanos] que empieza a desaparecer, es invisibilizada.

Una etapa importante en la construcción del trabajo del hogar es el siglo XIX, después de la Revolución Industrial, en Inglaterra, en los EEUU, muchísimas mujeres fueron integradas a la industria. Muy pronto el capitalismo enfrenta una una crisis de reproducción, entonces, a partir del siglo XIX podemos ver toda una serie de reformas que ha reducido las horas de trabajo de las mujeres en la industria, fuera de la casa y ha creado el salario familiar, ¿qué significa?, que han incrementado bastante el salario masculino, el salario de los obreros, así que su mujer podía regresar a la casa. Hay toda una serie de reformas que prácticamente construyen una figura de la mujer que trabaja de lleno en el hogar o que trabaja también fuera de la casa, pero como tarea principal es el trabajo del hogar.

Con el movimiento feminista hemos empezado a analizar que esto es trabajo. A pesar de que es desvalorizado, invisibilizado, no pagado, es quizá el trabajo más importante en la sociedad porque el trabajo que producen los trabajadores reproduce su capacidad de trabajar, que no es una cosa natural, es una cosa que debe ser continuamente reproducida porque es consumada en la jornada laboral.

Fue como ver el mundo a la inversa: en la tradición marxista socialista siempre, el sujeto principal del trabajo, el sujeto principal de la lucha de clases es el trabajador industrial, el sujeto del cual se piensa que produce la riqueza social. Bueno, nosotros hemos dicho, ‘sin el trabajo del hogar no hay ninguna otra actividad’. No es pagado, no es remunerado, no es reconocido porque no es necesario en la acumulación capitalista, ¿por qué? Es tan importante que si los capitalistas pagaran estos trabajos no podrían acumular tanta riqueza.

En esta [re]configuración de la familia nuclear se relega a la mujer a dos situaciones: 1) un trabajo doméstico que genera una situación de dependencia respecto al salario del hombre, una estrategia para disciplinar y situaciones de violencia; 2) a una cuestión de mera reproducción de la fuerza de trabajo (hijos) que la cosifica y anula su cuerpo como espacio político, de decisión.

La familia nuclear, estructurada en una forma que no solamente pone a la mujer como dependiente al hombre, sino una forma que la hace vulnerable a la violencia del varón. ¿Por qué? Porque hemos visto que a través del salario, el capitalismo delega a los hombres la capacidad, la posibilidad, de supervisar, controlar, el trabajo de las mujeres. Entonces, el hombre tiene más poder porque él es el asalariado; esto es una fuente continua de violencia. Yo digo que la violencia es latente, está siempre presente como una posibilidad en la familia nuclear. Y también hay mucha documentación que demuestra que tantas peleas, tanta violencia masculina contra la mujeres en el hogar nace exactamente del hecho de que ella rechaza eso.  

Es muy muy importante cuando hablamos de violencia doméstica, ver la necesidad de cambiar las condiciones materiales y ver que el problema no es solamente el abuso del hombre, es también cómo las instituciones han estructurado la familia que hace la violencia posible.

Otra forma de violencia es la violencia estatal que continuamente,está presente, hoy más. Porque controla el cuerpo de la mujer, su capacidad reproductiva que es muy importante para la acumulación capitalista. Porque del cuerpo de la mujer nacen todos los trabajadores. Entonces, desde el principio, el capitalismo ha intentado disciplinar la procreación. Hoy también se niega el aborto o se esteriliza las mujeres, pero de todas maneras se intenta controlar cómo las mujeres se van a reproducir, porque el capitalismo se ha dado cuenta que la reproducción, la procreación, tiene un efecto, una consecuencia para el mercado laboral. La sexualida de la mujer es sometida. Los castigos que se dan a las mujere que parece que no interfieren con la procreación, es una forma de violencia.

Una vez hecho este análisis, hacia dónde se dirige o quiere llegar esta perspectiva feminista marxista, ¿hacia una nueva organización social a través de valorar el trabajo doméstico con un salario? Esto lo menciono porque fuiste parte de una campaña “Salario para el trabajo doméstico” que no consideraban como una “demanda” sino como una “perspectiva política”.

Estuve involucrada en esta campaña en los años setenta. Un primer aspecto de esta campaña era el rechazar el dar trabajo no pagado y visibilizar y no aceptar “que las mujeres no hacen nada”, que solamente los hombres trabajan, que solamente el asalariado trabaja, lo importante políticamente era visibilizar este trabajo y rechazar la posibilidad en la búsqueda de la autonomía el tener que hacer dos trabajos. Porque todas las veces que las mujeres pedían autonomía económica, no depender de los hombres, la única alternativa para salir de la casa era otro trabajo, así que la jornada laboral de la mujer era una jornada sin fin juntando dos trabajos: uno no pagado, uno mal pagado.

Para nosotras es importante, decir, ‘esta debe ser un lucha fundamental por el movimiento feminista’, hacer que las mujeres pueden decidir, pueden tener más posibilidades, que no sean obligadas a tener dos trabajos para conseguir un poco de autonomía.

Me interesa y llama la atención que hablas del movimiento feminista como una herramienta para cambiar la sociedad e ir contra la explotación de cualquiera, como algo que va “más allá de la cuestión femenina”.

La perspectiva del salario al trabajo doméstico era una perspectiva que tenía como fin no solamente mejorar la condición de las mujeres, claro que esto es fundamental y muy importante, tenía como fin también cambiar la relación de poder entre las mujeres y el capital, entre las mujeres y el Estado. Así que en esta lucha se podía, también, construir algo nuevo […] empezar un proceso de valorización. La campaña, estaba direccionada a poner los fundamentos, también, de una sociedad diferente, de una sociedad donde la reproducción de la vida es valorizada. Nuestro objetivo era expandir la parte de la reproducción que nos da la vida y reducir la parte de la reproducción del trabajo reproductivo que está enfocada al mercado laboral, a la acumulación capitalista, a la disciplina del trabajo capitalista.

¿Cuál crees que es la tarea del feminismo hoy?

La tarea del feminismo es crear una lucha para defender la naturaleza, el territorio, para crear un mundo donde todo no tenga que ser una mercancía, donde la relación social no sea dominada para la explotación del trabajo. Un mundo sin violencia y sin guerra o en el que toda la vida se consuma en el trabajo o en las preocupaciones. Yo creo que la tarea de las mujeres, que tradicionalmente están más involucradas en la reproducción de la vida –son las que crían la nueva generación–, es poner los fundamentos para crear un mundo nuevo.