¿Cómo funciona la mente de un criminal?

La cosificación de los seres humanos es un factor que permite cometer crímenes, asesinar sin experimentar emoción alguna o en un momento de furor

 

Ciudad de México (N22/Karen Rivera).- ¿Cómo funciona el cerebro de un criminal? ¿Cuáles son los factores que lo motivan a realizar actos violentos? La doctora Feggy Ostrosky, quien ha dedicado parte de su vida a investigar la relación del cerebro y la conducta humana, a través de estudios realizados a individuos extremadamente violentos, nos explica cuáles son los factores que llevan a las personas a cometer atrocidades.  

“La violencia es una agresión hipertrofiada, es una agresión que tiene la intención de causar un daño físico y psicológico, y ésa es la que hace mucho daño. Lo que es importante entender es que la agresión y la violencia son diferentes, la gente confunde esos dos términos, entonces agresivos, todos somos agresivos, tenemos un sistema biológico para responder con agresión, para defendernos del ataque, para que las madres puedan defender a sus críos. La violencia va a ser producto de factores de riesgo individuales, familiares, los estilos de crianza tienen mucho que ver.”

De acuerdo con evaluaciones neuropsicológicas que la experta en trastornos de comunicación y biomedicina realizó en prisiones con criminales como “La Mataviejitas”, el “Caníbal de la Guerrero” y de “Ponchis, el niño sicario”, el factor familiar, de crianza, y el sufrir violencia a edad temprana influyen en la creación de una mente asesina en tres periodos importantes: a los tres, a los cinco y a los trece años. Si un individuo es violentado en ese periodo, genera estrés y éste produce un exceso de cortisol en el organismo que afecta el desarrollo y la maduración de estructuras como el hipocampo y la amígdala.

“La amígdala es una pequeña estructura que tiene que ver en el ser humano, y en otros mamíferos, con el procesamiento del miedo, cuando tú tienes un accidente automovilístico, la emoción del susto que te llevaste, cómo te sentiste, se guarda en la amígdala. Entonces la amígdala tiene un papel muy importante en traumas, en emociones, en trastornos emocionales, en depresiones y en muchas patologías.”

¿Qué ocurre con la amígdala de un criminal?

La amígdala, nosotros hemos medido, está más reducida e hipoactiva, o sea no se activa, entonces eso explicaría cómo pueden involucrarse en las conductas de alto riesgo y no tienen miedo.

“Las técnicas de neuroimagen que permiten identificar los cambios que se producen en el cerebro asociados al procesamiento emocional, detectaron que existen asesinos que cometen crímenes a sangre fría, es decir, experimentando ninguna emoción y existen los que se llaman ‘de sangre caliente’, aquellos que aniquilan a su víctima en un momento de emoción descontrolada.”

“Puedes, cosificar a las personas, puedes patear una pelota, puedes patear una silla, pero si cosificas a la persona entonces también la pateas, la golpeas. La gente, en general, personifica sus cosas, y dice ‘traje a la Micaela’, que es su computadora, o le dice un nombre a su coche. Lo personalizas porque es algo muy importante para ti; y estas personalidades cosifican las personas.”

Además de las emociones, se descubrió que el grado de impulsividad depende de los niveles de serotonina que se tiene en el cerebro, este neurotransmisor se encarga de accionar los “frenos” para no cometer actos violentos. Si se disminuye la concentración de serotonina, la química cerebral se altera, lo que aumenta el riesgo de ser violentos, y esta condición puede ser causada por el abuso de alcohol y el consumo de esteroides.”

“Y también tenemos el otro factor social que actualmente en México está ocurriendo, la sociopatía cultural: un componente adquirido en donde te identificas con los grupos que roban, con el narcotráfico, los jóvenes actúan como si fueran narcos y entonces te estás identificando con esta figura que no son entes, que no es bueno para la sociedad.”

“Hay mucho que hacer, tiene que haber cambios en la educación de las escuelas, de la familia y de la sociedad misma, tenemos que ser más empáticos. Hemos perdido esa sensibilidad de ayudar a los demás y creo que es muy importante.”

Las técnicas neurológicas y de imagen que permiten observar el cerebro, le han permitido a la doctora Feggy Ostrosky llegar a estas conclusiones, y el objetivo de su investigación es desarrollar programas de intervención tempranos en los que se modifique la forma de interacción del individuo con su cuidador primario y con la sociedad.