«Tormentero»: la fantasía y la realidad de un hallazgo

Con algunos guiños a la realidad, el cineasta Rubén Imaz reimagina la historia de Rudesindo Cantarell, el hombre que descubrió el yacimiento de petróleo más grande del país

 

Ciudad de México (N22/Julio López).-  Tormentero es apenas la segunda película mexicana que se filma en Ciudad del Carmen, ubicada en la isla del Carmen (Campeche) entre el Golfo de México y la Laguna de Términos.  Luego de una larga investigación antropológica e histórica en el lugar, el cineasta Rubén Imaz dio con la vida de Rudesindo Cantarell, el humilde pescador camaronero que en el año de 1961 descubrió el yacimiento de petróleo más importante del país.  

“Me encontré con su tumba en el pueblo de Aguada, en un pequeño cementerio del pueblo, en una tumba modesta, abandonada, sin ningún tipo de ornamentación y me dio mucha tristeza pensar en este hombre, que de alguna manera es alguien que transformó la vida nacional, que podría ser considerado un héroe nacional en algunas lecturas que se quisieran hacer de la historia y, sin embargo, nadie conoce su historia”, explica Imaz.

Su vida sirvió de inspiración para crear el guion de Tormentero,  la historia ficcionada de un pescador agobiado por su pasado, encerrado con sus demonios en una vieja casa y odiado por los pescadores del lugar, en resumen, un personaje nada sencillo de interpretar. En primera instancia el director pensó en la posibilidad de trabajar con un pescador del lugar, pero pronto desechó la posibilidad y le ofreció el personaje al actor José Carlos Ruiz.

“Nos dimos cuenta de que el personaje principal requeriría de tablas histriónicas mucho más grandes que las de cualquier actor natural, y entonces hubo que desistir de esa búsqueda de un escaldar real y voltear a ver al pool de actores mexicanos con experiencia de esa edad que tampoco hay tantos, sobre todo si quieres que tengan experiencia en cine.”

El propio director describe a su película con un filme con tintes esotéricos, pues revive un personaje y lo captura con la cámara, una historia que deambula entre el surrealismo y lo onírico. El protagonista es una especie de alma en pena. “Me interesa mucho que el lenguaje cinematográfico explore muchas otras cualidades que no es sólo la narrativa más específica, de ‘te voy a contar un cuento’, sino el cómo te lo voy a contar. La forma cinematográfica puede tener sus propias maneras de transmitir historias y emociones y esta es una apuesta por la reconstrucción de espacios y tiempos.”

Tormentero, es una película que invita a la ensoñación, que trata de llevar al espectador a un viaje sensorial. Claro que al principio puede tornarse como una película confusa, pero mientras avanza las dudas se disipan.