Describir el mundo en un viaje en barco

La escritora y crítica de arte brasileña, Verónica Stigger, publica su primer libro traducido al español en nuestro país, la novela Opisanie świata, un libro de viaje editado por Antílope

 

 

Ciudad de México (N22/Ana León).- Los últimos días del 2017 la escritora y crítica de arte Verónica Stigger publicó su primer libro traducido al español en México, Opisanie świata (2013), que al mismo tiempo es también su primera novela. Traducido por Paula Abramo y publicado por la editorial Antílope, Opisanie świata, que se traduce como “descripción del mundo”, nos lleva por un viaje en barco desde Polonia hasta la Amazonia, una experiencia narrativa y visual en la que la escritora fusionó sus intereses en el arte y la literatura.

Opisanie świata es una novela que recupera tintes de identidad y de cosmopolitismo brasileño de principios del siglo XX, ¿por qué elegiste ésta época para situar la narración y cómo fue tu proceso de investigación para crear esta especie de postales –cada capítulo a mí me parece una postal, son muy visuales– costumbristas?

Estaba estudiando a dos artistas cuando empecé a escribir Opisanie świata: Roman Opalka –de quién me apropié del nombre para el protagonista–, de origen polaco, y Maria Martins, escultora brasileña que tiene una serie de obras sobre los mitos amazónicos. Esa serie amazónica me hizo volver a principios del siglo XX, en especial a las décadas del veinte al cuarenta. Por eso fue casi natural elegir ese periodo para desarrollar la novela. Cuanto a los postales costumbristas, creo que lo que me llevó a hacer los capítulos de esa manera fue la investigación que hice en los periódicos de la época. Una de la cosas que más me ayudó para poder reinventarla fueron las imágenes que recogí, quizás por eso los capítulos parezcan tan visuales. Muchas de ellas fueron extraídas de la investigación que hacía en aquella época, como algunos anuncios publicitarios; otras fueron resultado de la investigación que hice especialmente para el libro: aunque no quería hacer una narrativa realista, busqué saber, a detalle, cómo eran los trenes de finales de la década de los treinta, los buques y las guías turísticas. A lo largo de esa investigación descubrí otras imágenes como los postales propiamente dichas. Los textos de los capítulos, las narrativas mismas, son, en su mayoría, la más pura invención

¿Por qué elegiste ésta para ser tu primera obra traducida al español?

No fui yo quien la eligió, fue Paula Abramo (poeta y traductora mexicana) a quien le encantó y quería traducirla desde que la leyó, lo que me dejó muy contenta. Espero ahora que mis otros libros también sean traducidos al español. Dos de mis otros libros de cuentos fueron traducidos antes en Argentina: Sul que llevó por título Sur; y Massamorda como Revoltijo.

Hay cierta nostalgia y guiño autobiográfico en tus personajes, en los que has mencionado también influyeron tus investigaciones como profesora y crítica de arte para crear este puente narrativo entre Polonia y la Amazonia.

Sí. Las investigaciones como profesora y crítica de arte influyeron mucho en la creación del libro. Como he dicho, empecé la novela cuando estaba estudiando a dos artistas. Esos dos artistas me hicieran ir de Polonia, tierra de uno, a la Amazonia, objeto de figuración de la otra. Un día mi esposo me preguntó por qué no hacía un libro que comenzara en Polonia y terminara en la Amazonia, una especie de cruzamiento ficcional de las dos líneas principales de mi trayectoria como crítica de arte: mi interés por la transición de las vanguardias europeas al arte contemporáneo y mi interés por algunos artistas del modernismo brasileño, los más extravagantes. La provocación me llevó a pensar en un libro de viaje. Un libro en el que el personaje principal, Opalka, no está yendo por primera vez a la Amazonia, está volviendo. Creo que ese detalle le da a la narración un tono más nostálgico, porque es casi inevitable la comparación de lo que Opalka encuentra en la Amazonia en el presente con lo que vio de ella en el pasado.

En cuanto a los guiños autobiográficos, son pocos: uno u otro personaje que evoca una u otra persona de mis relaciones, pero son solo episodios.

Me gustaría hablar sobre el tema del diseño del libro, que inserta una especie de “consejos” como navegadores entre capítulos y que apuntala lo visual de la narración con imágenes y fotografías, ¿qué tanto te involucraste en éste?

Cuando escribo un libro siempre pienso qué forma tendrá. Con Opisanie świata no fue diferente: quería que fuera –o por lo menos que se abriese– como una especie de película. Por eso, primero tenemos las cartas y solo después “los créditos iniciales”, o sea, el título del libro y el nombre de su autora. Además, las imágenes que forman parte del libro las imaginé como si fueran recuerdos guardados por Opalka, el protagonista, durante el viaje. Ellas ayudan a completar la narrativa: se puede deducir cuándo y dónde sucede el libro, ya que esos datos no son dichos claramente. Al principio del libro, que es también el principio del viaje de Opalka a la Amazonia, él recibe una guía turística de Bopp, que tiene todos aquellos curiosos consejos para viajeros que van a América Latina por primera vez, diseminé esos consejos por el libro como una forma de que el lector acompañe la lectura de la guía hecha por Opalka, una manera de que se adhiriese al punto de vista del personaje extranjero.

Existen muchas voces más allá de Clarice Lispector y Rubem Fonseca en la narrativa brasileña, ¿por qué crees que otras autoras y autores no han sido tan traducidos al español como ellos?

Clarice Lispector es una de las plumas más reconocidas, arriesgaría a decir que no sólo de Brasil sino de la lengua portuguesa, de todas las lenguas. Es natural que merezca una atención mayor por parte de traductores y casas editoriales. Me quedo muy contenta cuando veo sus libros en vitrinas de librerías extranjeras. Rubem Fonseca también es grande. Los dos ya son consagrados, son clásicos contemporáneos y creo que eso facilita las cosas para la elección de las editoriales. Los contemporáneos que siguen una línea más experimental suelen tener más dificultades para ser aceptados por el mercado editorial de otras lenguas. Al mismo tiempo que hablo de esto, me acuerdo que sí hay algunos autores brasileños, en especial algunos contemporáneos, que están siendo traducidos al español. Pero no son lo que llamaría experimentales. Con la enorme excepción de João Gilberto Noll, que tiene traducciones y grandes admiradores entre escritores y críticos de Argentina. No sé muy bien lo que sucede en otros países de lengua española.

¿Crees que existe una “nueva literatura brasileña”, la de los nacidos después de los años setenta. Si es así, hacia dónde crees que mira, si bien los textos de Lispector, Fagundes Telles y Fernando Sabino son considerados como intimistas; los de Osman Lins y Dalton Trevisan, tiran a lo experimental; lo insólito se le ha adjudicado a Murilo Rubião; y lo regional a Guimarães Rosa?

La literatura brasileña contemporánea es muy variada. No sé si podemos decir que tiene una línea principal o un autor sirva de modelo general. Los contemporáneos trabajan mucho con referencias extranjeras. Yo, por ejemplo, no habría escrito mis libros si no hubiera leído, desde muy joven, a Jorge Luis Borges.

En una nota publicada por El País hace tiempo, el escritor Antonio Prata decía que en Brasil, “sólo se dedica a la literatura aquél que está alfabetizado y la mayoría son de clase media para arriba y viven en las grandes ciudades”, ¿qué impresión te causa esta declaración a ti como escritora?, ¿crees que esto influye en la elección de los temas abordados?

No diría, como Antonio Prata, sólo, pero tal vez la mayoría. Sin embargo, en los últimos diez quizás quince años, se ve en las grandes ciudades, como São Paulo o Río de Janeiro, todo un movimiento literario en las periferias de donde salieron nombres como Ferréz, que si no me engaño, ya fue traducido al español y es estudiado en Argentina, por ejemplo.

Tu nombre figuró en la lista Bogotá39, las listas son poco objetivas, pero aún así dan visibilidad a los escritores que aparecen en ellas, ¿qué peso tiene esto para ti como escritora y qué peso crees que tiene para los lectores?

Es siempre bueno ser distinguida sea con premios literarios sea en selecciones como esta de Bogotá39 y precisamente por esa razón que apuntas: dan visibilidad a nuestro trabajo. Hay algunas investigaciones académicas que se basan en esas listas. Pero tengo dudas si los premios y las distinciones influyen realmente en las elecciones de los lectores. Por ejemplo: no creo haber vendido más libros por haber figurado en esas listas.

 

Verónica Stigger / Imagen cortesía de Antílope. © Casa Tomada