Actualizarán la sala Tolteca del Museo de Antropología

Distrito Federal, 10/08/12 (N22).- Diversas piezas que por primera vez serán exhibidas, entre ellas un pectoral de conchas y caracoles elaborado hace 1,000 años, que formaban parte de una ofrenda mortuoria del sitio prehispánico de Tula, en Hidalgo, serán incluidas en el nuevo guión museográfico de la Sala Tolteca del Museo Nacional de Antropología (MNA), cuya actualización comenzó hace unas semanas.

Derivado de este proceso de reestructuración, esta sección permanecerá cerrada a los visitantes hasta diciembre próximo, informó el arqueólogo Stephen Castillo Bernal, curador y responsable de la sala, al adelantar que el nuevo recorrido por este espacio incluirá alrededor de 270 piezas prehispánicas de la cultura tolteca.

La renovación museográfica, a cargo de especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), incluirá por primera ocasión piezas de la Zona Arqueológica de Cantona, Puebla, considerada la ciudad más grande del centro de México durante el periodo Epiclásico (650-900 d.C.), tras la caída de Teotihuacan.

“Asimismo, también se mostrarán diversos fragmentos de obsidiana, desde lascas hasta artefactos terminados, como puntas de proyectil, con la finalidad de describir el proceso de producción lítico desarrollado tanto en Cantona —que basó su poderío económico en yacimientos de dicho material— como en Tula”, mencionó el experto de la Subdirección de Arqueología del MNA.

Stephen Castillo explicó que la nueva propuesta museográfica es resultado de recientes investigaciones y estudios académicos. “La Sala Tolteca explicará el impacto del ocaso de Teotihuacan (650 d.C.) entre los diversos grupos étnicos del centro del país, que provocó reordenamientos poblacionales y disputas por las rutas de intercambio, así como combates entre sí para obtener el control político, económico e ideológico de la región durante el Epiclásico, periodo en el cual comenzó a surgir la ciudad tolteca de Tula Chico”, refirió el arqueólogo.

“Además —continuó— dará cuenta del surgimiento del militarismo en ese mismo periodo, gestado por esos enfrentamientos entre las diversas entidades políticas de la región, y que se consolidó más tarde durante el apogeo de los toltecas en el periodo Posclásico Temprano (900-1250 d.C.), en que integran a esta actividad como un ejercicio de Estado, lo que les significó convertirse en el grupo cultural más fuerte y poderoso de la época”.

La sala abrirá el nuevo recorrido con piezas que hacen referencia a tres urbes que se desenvolvieron de 600 a 950 d.C., y que fueron antecesoras al esplendor tolteca: Xochicalco, Cacaxtla-Xochitécatl y Cantona, esta última de reciente inclusión en la propuesta museográfica.

Xochicalco, descubierta en el siglo XVIII, se localiza en Morelos y se caracterizó por controlar los recursos de la Costa de Guerrero, así como por la producción de figurillas y utensilios de piedra verde; en tanto, Cacaxtla-Xochitécatl, en Tlaxcala, destacó por sus murales con representaciones bélicas, cuyas reproducciones serán exhibidas en el MNA.

“Además, por primera vez se mostrarán piezas procedentes de la Zona Arqueológica de Cantona, la ciudad prehispánica más grande a la caída de Teotihuacan, la cual también se convirtió en la principal productora de objetos de obsidiana, al tener bajo su control el yacimiento llamado Oyameles Zaragoza”, mencionó el arqueólogo Stephen Castillo.

De ese sitio se presentará un caracol de mar que data de 650 a 950 d.C., y que quizá fue utilizado como instrumento musical durante antiguas ceremonias. La pieza fue encontrada hace cinco años como parte de una ofrenda, por el arqueólogo Ángel García Cook.

De acuerdo con el curador, en la parte central de la sala se contempla exhibir objetos y gráficos correspondientes a la ciudad de Tula, Hidalgo, urbe tolteca que, si bien tuvo su origen durante el periodo Epiclásico con el surgimiento de Tula Chico, alcanzó su esplendor en el Posclásico Temprano (900-1250 d.C.), cuando se construyeron las grandes edificaciones, como la Pirámide de los Atlantes, el Palacio Quemado y la cancha del juego de pelota.

Diversas piezas de dicho sitio arqueológico se exhibirán por primera ocasión, entre ellas un pectoral de conchas rojas y caracol (de 1.2 m de largo y 41 cm de ancho), acompañado de un collar también de concha, que datan aproximadamente del año 1000 d.C., los cuales formaron parte de una ofrenda localizada a principios de los 90 en el Palacio Quemado.

También se integrará al montaje, un disco de turquesa —de 33.3 cm de diámetro— localizado junto con el pectoral de Tula, que tiene cuatro flores de pirita en los extremos de la circunferencia, y que el público podrá admirar una vez que culmine su restauración por especialistas del INAH.

De igual manera, se mostrarán tres fragmentos de hueso tallado —que aún está en análisis para determinar a que animal corresponden— encontrados hace unos meses en la periferia de la Zona Arqueológica de Tula; aproximadamente tienen 900 años de antigüedad y en ellos está grabada la representación de una serpiente y un personaje descarnado.

Asimismo, se exhibirá un conjunto de materiales líticos, entre ellos lascas, preformas y artefactos terminados (cuchillos y puntas de proyectil), para representar los procesos de producción de herramientas toltecas hechas con obsidiana en el yacimiento Sierra de las Navajas, en Hidalgo.

“Con el nuevo guión se hará referencia a la cosmogonía tolteca, acerca de cómo dotaban de significado a elementos de la naturaleza —como plantas, animales y piedras— al atribuirles características humanas e incorporarlas a la vida cotidiana; además se mostrará cómo el hombre buscó adquirir propiedades sobrenaturales, en este caso de las fieras”, comentó el arqueólogo Castillo.

“También se exhibirán —agregó— objetos de tres urbes que se desenvolvieron simultáneamente a Tula: La cultura de los Volcanes, Teotenango y Cholula. La primera estuvo conformada por los sitios de Tenenepango y Ananáhuac, en el Estado de México, y fueron explorados durante el siglo XIX. Sobresalieron por su exacerbada veneración a Tláloc, dios de la lluvia.

“Por otro lado, Teotenango, en la misma entidad, destacó por ser una fortificación prehispánica construida sobre un cerro que fue adaptado con fines militares; en tanto Cholula, en Puebla, destaca por poseer el basamento piramidal con mayor volumen de toda Mesoamérica, con 4.5 millones de metros cúbicos, dedicado a Chiconaquiahuitl, dios de las nueve lluvias.

La nueva Sala Tolteca concluirá con dos temas principales: la presencia mexica en la Cuenca de México tras el abandono de las urbes mencionadas o conquistadas por los tenochcas. “Lo que servirá para explicar al público la relación entre los mexicas y los toltecas, cada vez que los primeros apelaron a ese pasado militar tolteca para legitimar sus acciones guerreras y su poderío basado en la guerra”.

El otro tema versará sobre la Zona Arqueológica de Tenayuca, en Estado de México, un pequeño sitio que floreció a la caída de Tula, entre 1200 y 1300 d.C.

Finalmente, el arqueólogo Stephen Castillo comentó que alrededor de 25 por ciento de las más de 250 piezas que tendrá la nueva sala, serán atendidas por restauradores del Museo Nacional de Antropología y de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía, del INAH; “además se prevé la integración de videos alusivos a las zonas arqueológicas, con el fin de incentivar al público a visitar dichos sitios”.

Imagen: INAH

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