INAH termina restauración de la imagen de la Virgen de Nuestra Señora de las Huertas

Distrito Federal, 01/08/12, (N22).- La imagen de la Virgen de Nuestra Señora de la Merced de las Huertas, que fue objeto de un intento de robo en el templo ubicado en la calzada México-Tacuba, fue entregada a la comunidad por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), luego de haber sido restaurada para devolverle su esplendor.

La pieza religiosa —de 250 años de antigüedad— fue entregada por representantes de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) del INAH, a José Hernández Schäfler, comisionado de Arte Sacro de la Arquidiócesis de México; Alfredo Quintero Campoy, superior de la Provincia Mercedaria de México; José Franco Vázquez, párroco del templo de Nuestra Señora de la Merced (Las Huertas) y a feligreses de la colonia Neztitla, en la delegación Miguel Hidalgo.

A partir de esta semana, la talla del siglo XVIII (conocida popularmente como Virgen de Tacuba) ha vuelto al nicho que ocupa al centro del retablo principal del Templo de la Merced, dedicado a la Virgen de Guadalupe, junto con una serie de obras pictóricas —creadas en 1731— del reconocido pintor novohispano Miguel Cabrera.

La escultura de madera, que fue hecha en 1762, fue intervenida de febrero a julio de este año por expertos del INAH, lapso en el que recibió un tratamiento de restauración integral, que incluyó limpieza profunda, unión de fragmentos, reposición de faltantes y reintegración de color, así como el diseño de un soporte de acrílico que le ayuda a tener estabilidad.

En 2005 la imagen de la Virgen fue objeto de un frustrado intento de robo, durante el cual cayó al suelo, lo que le provocó diversas fracturas, entre ellas una en el brazo derecho desde el hombro, otra en la mano izquierda y el desprendimiento total de la cabeza. Además de abrasiones (desgastes superficiales) en la capa pictórica.

Tras denunciar el hecho ante la Procuraduría General de la República, la talla estuvo embalada durante el curso de las indagatorias, hasta que el pasado 21 de febrero la liberó para que los expertos del INAH pudieran restaurarla.

Durante la intervención, los especialistas detectaron que la pieza —de 50 centímetros de altura y 23 de ancho— presentaba restos de pegamento en las partes fracturadas, lo que indica que con anterioridad ya había sufrido desprendimientos.

La talla de madera también tenía suciedad adherida a la superficie y manchas, ocasionadas por el adhesivo. También le hacían falta dos dedos de la mano derecha y tres de la izquierda.

Asimismo, el Niño Dios que carga la Virgen sobre la palma de su mano izquierda, presentaba una fractura en la pierna derecha, producto de la caída, así como suciedad impregnada y abrasiones.

Para atender las afectaciones, un grupo de restauradores del INAH se dio a la tarea de intervenir la imagen, que comenzó con un proceso de limpieza profunda para eliminar tanto la suciedad de superficie, como las manchas dejadas por el adhesivo sobre la capa pictórica. Asimismo, los restos del mismo pegamento que había sobre los elementos fracturados, se eliminaron con solventes y bisturí.

Una vez limpias ambas esculturas, se unieron las partes fragmentadas con adhesivos naturales; a la Virgen se le reintegraron los dedos faltantes de las manos, mismos que los especialistas del INAH elaboraron con madera de cedro rojo.

Ya completas las imágenes, fueron resanadas con materiales naturales semejantes a los originales, y posteriormente se hizo la reintegración de color con pinturas al barniz.

Las tallas portan vestimentas, mismas que no corresponden a la antigüedad de las esculturas (siglo XVIII), sino que son de años recientes; las prendas fueron limpiadas a profundidad y planchadas. A la corona que porta la Virgen, se le eliminó el polvo y se le adhirió un elemento metálico que estaba desprendido.

Como parte de la atención de la pieza religiosa, el equipo de restauradores diseñó un soporte de acrílico para darle estabilidad a la virgen, la cual tiene un desnivel en sus pies, lo que propicia que se caiga con facilidad. Dicha base se integra por una pequeña plataforma en la que descansan los pies, y un respaldo largo que sostiene piernas y espalda.

Asimismo, debido a la fragilidad de la figura de la Virgen, se le incorporó un soporte de acrílico a su brazo izquierdo, con la intención de que en él descanse el peso de la talla del Niño Dios.

La escultura de Nuestra Señora de la Merced de las Huertas, fue devuelta el pasado lunes a su templo —edificado en 1607 por la orden religiosa de la Merced—; a su llegada, la imagen fue vestida por una experta del INAH en presencia del párroco de la iglesia, con la finalidad de enseñarle a montar cuidadosamente el soporte.

Finalmente, la escultura fue colocada en su nicho, el cual fue protegido con un vidrio reforzado. De acuerdo con representantes de la Provincia Mercedaria y de la parroquia, también se le agregará una alarma y una cámara de video para su mayor protección y seguridad.

Foto: INAH

12MAG

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