Carlos Pascual escribe una novela sobre la vida de una vidente de la Virgen de Fátima

DISTRITO FEDERAL, México, (N22/Conaculta).- 
Una fotografía titulada La madre Lucía vidente de Fátima con Juan Pablo II fue la imagen que sirvió de inspiración al escritor Carlos Pascual para escribir Cuando los ángeles lloran,
el más reciente trabajo del también director de escena, donde describe
el universo de cuatro mujeres que se encuentran, desgarran, odian y, por
amor, se matan.
Así lo dio a conocer en entrevista el dramaturgo,
actor, guionista y tenor, quien agregó que este libro ofrece al lector
una obra emocionante y controvertida, inspirada en la santa Lucía de
Jesús dos Santos, una mujer con un universo interno complejo y
misterioso que es reflejado en el texto.
“Cuando vi la foto, la imagen de la santa me saltó
muchísimo y me puse a investigar. Descubrí que murió en una ancianidad
extrema. En este sentido, lo que busqué hacer con el libro fue meterme
en la cabeza de esta mujer de 97 años que llevaba 87 años con la
conciencia o inconsciencia de haber visto y hablado con la Virgen de
Fátima.
“Lo que el lector encontrará en este libro es una
historia que lo invita a comprender cómo diantres se viven esos 87 años,
cómo es esa vida, qué pasa con su sique, cómo es que haga lo que haga
ella ya era santa e incluso conocer hasta dónde llega la santidad de
esta mujer, dónde empieza su locura, dónde desaparece la realidad y
comienza el alucine.
“Finalmente trato de mostrar y hacer comprender
cuántos años tuvo esta mujer para corroborar, confirmar o dudar de sus
visiones, para darse cuenta de todas las repercusiones sociales y
políticas que tuvieron sus palabras, ciertas o no, y hasta qué punto se
sintió ella culpable o responsable de todo lo que han provocado sus
palabras, sus escritos”.
El libro es una obra de teatro divida en dos actos
que se desarrolla en el convento de Nuestra Señora de la Misericordia.
En el primer acto, el escritor, a través de diez escenas, presenta a las
protagonistas y nos ofrece una breve descripción de su carácter,
sentimientos y puntos de vista, pero también describe los hechos que
rodean a cada una de ellas para entender el porqué de su
comportamiento.  
De esta manera se conoce a la hermana Lucía, la santa
viva que tiene 97 años; a la madre Regina, superiora del convento que
tiene de 50 a 60 años; a la hermana Pilar, prefecta del convento que
tiene entre 45 y 55 años, y la hermana Gabriela, una novicia de 20 años.
“Son personajes muy vivos y no estereotipados que
enamoran mucho. Lucía, por ejemplo, es un personaje muy entrañable, muy
sabroso de ver y de actuar, e incluso exuberante porque está loca,
alucina, llora, se divierte, se burla de todas ellas, aunque al final
del primer acto es castigada espantosamente y termina sangrando y
levitando.
“La novicia es un personaje trágico, conmovedor, que
se puede manipular. La prefecta es un personaje muy parecido a mí ya que
es la que ve, observa, no da ningún juicio y por eso la acusan.
Finalmente, la madre superiora es un personaje que me gusta muchísimo ya
que no es tan inteligente y además tiene una lucha interna muy poderosa
que la hace dudar de las apariciones, pero al final vota por defender
la fe y la institución”, detalla el escritor.
El segundo acto está estructurado en nueve escenas y
en ellas se describen varias de las ocasiones en las que la santa puede
platicar con la Virgen y también se muestran las debilidades de cada una
de las protagonistas para dar paso al desenlace sorpresivo de la obra.
“En esta parte, a través de las escenas reflejo un
tema que me interesa mucho: el miedo, que es terrible, pero que es lo
único que nos mueve siempre ya que me parece es el motor principal de la
humanidad, cuando en realidad deberían de ser otras cosas.
“También presento un punto crítico sobre la iglesia
católica, porque me molesta mucho su dogmatismo, la verticalidad, la
misoginia terrible que se da dentro de ella, además de su lucha
descarada por el poder y por agandallarse todos los espacios públicos”,
comenta el director escénico.
El texto, escrito hace cuatro años y con una mención
de honor en el Premio Nacional de Dramaturgia Manuel Herrera 2009, no es
un libro fácil, sino todo lo contrario, asegura el autor, mueve al
público para que al leerlo reflexione y tome una decisión.
“Como autor no planteo ninguna decisión, por ese
motivo, en la obra jamás pongo si los hechos que se narran fueron
ciertos o no. La primera parte de la obra termina de una forma en que se
describe cómo la monja está levitando y a pesar de que la gente me dice
que me contradigo con lo que estoy diciendo, les digo, yo no sé, tú
termina de leer el libro y toma la decisión.
“Tampoco es una obra ofensiva para nadie ya que la
puede leer un católico conservador o mi tía sin sentirse agobiada u
ofendida. En sí, es una obra maravillosa donde tú tomas la decisión de
qué pensar o creer ya que te pone todas las cartas sobre la mesa de
manera emocionante, desgarradora, divertida e inteligente con la
reflexión final de que seas tú quién debe de tomar una posición sobre lo
que acaba de leer”, concluye el también autor de la novela El retablo rojo.
Carlos Pascual ha escrito ensayo literario y crítica
de artes escénicas en diversas publicaciones y en 2001 obtuvo el Premio
Nacional de Periodismo. Ha publicado las novelas La insurgenta, La luna sin ombligo y el libro de cuentos infantiles El pirata de la red.  
Como autor y director teatral destacan los montajes De romances y juglares, Y me llaman la bastarda, Elegía, La Marta del Zorro y Las tandas del Centenario.
Foto: http://bit.ly/IPOmCa

12MAG 

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